14 de diciembre de 2013

Quise hacer de tripas corazón, y con todo eso una hoguera.

Y de repente dejé de entender la vida. Cielo negro, música sin color y voces que no me decían nada. Quise llamarle. Echárselo todo en cara. Mi caos, mi soledad y mi pocas ganas de seguir solucionando tramas que ni siquiera ya importaban. Pero, como siempre, acabé sentada en un sillón frente a una de las escasas fotos que nos hicimos. Un sillón sucio y desordenado. Como su corazón; como mi vida. Ya no me bastaba darle un abrazo de vez en cuando, aunque, para ser franca, sus abrazos siempre me llenaban de paz como el primer día. Necesitaba avanzar, poder seguir siendo algo parecido a lo que era antes de él en mi vida. 

Nunca se me dio bien calcular el tiempo. Ya no sé si fue hace ocho meses o ocho años. Sin embargo, a mi todo me sigue sabiendo a tiempo perdido. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Coments:)